Estás leyendo esto por tanto alguna vez has escuchado, o pensado que alguien sobre-protege, tal vez tú. Pero ¿qué será eso?Tal vez piensas que consiste en llevarle en brazos todo el tiempo evidentemente sin escuchar la opinión del interesado, en este caso el bebé, ya que a un niño de diez años no lo llevas en brazos salvo estricta necesidad. Cuando te acercas mientras llora y le consuelas provocas a menudo otra ola de críticas. ¡Han de fortalecerse! Aunque cada persona entiende la fuerza en sentido diferente.
Las palabras referidas a cosas tienen definición exacta mas no ocurre lo mismo cuando hablamos de protección, amor, respeto, armonía, etc., En estos casos entramos en el reino de la subjetividad generadora de encarnizadas discusiones, de las cuales la única interesante es entre tú y tu hijo-hija. La emoción en ti y en él te mostrará la pista hacia la solución.
Además de padre o madre te convertirás en detective para toda la vida y tu trabajo consistirá en descubrir cuando tu hijo observa los barrotes de una cárcel desde el interior y trata de salir. Los encierros producen frustración, rabia, ira, pena… en preso y carcelero. Entrenarte en detectarlos en ti y en tu descendencia te ahorrará muchos quebraderos de cabeza.
Detectados, ¿qué harás para liberarlos? Ahí comienza el camino. Subiendo la escalera puedes hablarle, acompañarle en silencio o impedirlo con diversas amenazas. Si te decides por acompañarle, rara vez le sobre-protegerás.
Herramientas necesarias:
Observación
Escucha
Calma
Paciencia
Alegría
Gestión eficiente de tus emociones «negativas».
Herramientas que sobran:
Miedo
Frustración
Pena
Angustia
La recomendación entonces solo puede ser: revisa tu «caja de herramientas» y comprueba qué sobra para liberar peso y permitir el espacio necesario para aquello que falta.
Teresa Garcia.