Peter Gray hace todo un análisis de la personalidad de Donald Trump. Su comportamiento si miramos el DSM IV entra en la personalidad narcisista. Aunque esto no es lo que más me sorprende de su artículo, sino que muestra que las creencias acerca de la crianza fueron un predictor muy potente de la intención de voto.
Mattew McWilliams y las preguntas raras
Es la primera vez que en una encuesta política alguien decide preguntar acerca de la crianza. A finales de 2015, antes de las primarias, este científico político de Massachusets dirigió una encuesta entre los 1800 votantes registrados. Además de las preguntas habituales incluyó cuatro muy raras:
En la crianza es importante que los niños sean:
- Respetuoso o independiente
- Obediente o autosuficiente
- Bien-educado o considerado
- Correcto o curioso
Las respuestas a estas preguntas han mostrado ser un excelente indicador de una visión autoritaria de la vida. Las personas que eligen la primera palabra del par han mostrado ser altas en autoritarismo mientras que las que eligen la segunda han puntuado bajo. Para la gente autoritaria la obediencia es un valor muy importante que por supuesto quieren transmitir a sus hijos. Además suelen tener una visión muy simple de la vida, las cosas son “blancas o negras” sin escalas de grises, y encontrar un buen líder es la fórmula para resolver los problemas.
De los republicanos que puntuaron alto en autoritarismo respondiendo la primera palabra del par todas las veces, el 47% dijo que votaría a Trump. Un porcentaje muy alto si consideramos que en aquel momento había más de tres posibles candidatos. De los votantes que puntuaron bajo en autoritarismo, sólo el 18% votaría a Trump.
El estudio también reveló que entre los demócratas no había relación entre autoritarismo y preferencia por un candidato.
Contra todo pronóstico ganó Trump
Dado que Trump ha ganado las elecciones contra los pronósticos de todos los expertos, salvo McWilliams, me atrevo a suponer con estos datos que el nivel de personas con puntuación alta en obediencia ha subido con el tiempo. Tengo en mente el experimento Milgram y el juego de la muerte. En el primero Milgram supuso que la obediencia no llegaría al 1% sino que sólo algunos sociópatas darían la descarga mortal. Se encontró con un 65% de obediencia. En el segundo el escenario fue un plató de televisión y encontraron una obediencia a la autoridad del 81%.
El peligro de la obediencia
El holocausto fue posible gracias a la obediencia a la autoridad, no gracias a la consideración o la curiosidad. Las segundas palabras del par estudiado por McWilliams no hubieran colaborado. Viendo a Trump cerrar fronteras, dejar personas fuera por el simple hecho de ser musulmanes, sin haber cometido mayor delito que tener una religión, recuerdo los campos de concentración. La culpa de todos los males la tenían los judíos (visión en blanco y negro que nombraba más arriba) y la solución era un castigo. Y no puedo evitar darme cuenta que Hitler llegó al poder por votación. Esto me parece una mala repetición de lo ya vivido.
Me preocupa que la obediencia a la autoridad haya subido y me preocupa que sea un valor tan en alza. Me parece increíble que las escuelas estén basadas en la obediencia, y sigamos ciegos a las consecuencias. Tanto en el experimento de Milgram como en el juego de la muerte se da la circunstancia de que los que dan la descarga mortal creen que no son responsables, ya que el responsable es la autoridad que dirige el “juego”. Marshall Rosemberg analizó el lenguaje que usaban los acusados por crímenes contra la humanidad en la época nazi. Encontró que todos tenían ese lenguaje, que hacía responsable de los actos cometidos al jefe del estado, que nunca hubiera podido cometerlos sin la obediencia…
Existen alternativas a la educación basada en la obediencia, pero ¿podemos ver, sentir, palpar, que existe peligro real? ¿Estamos tan cegados por la obediencia que aprendimos, que ni la ciencia puede “abrirnos los ojos”?
Teresa García
Psicóloga